Análisis de la obra de Andrea Vesalio De humani corporis fabrica y su influjo sobre el desarrollo de la medicina en el Renacimiento
En 1543, el mismo año en el que la imprenta de Núremberg editaba el De revolutionibus de Copérnico, Andrea Vesalio publicaba en Basilea De humani corporis fabrica uno de los libros centrales y fundamentales para la renovación de la ciencia y la medicina renacentista.
Vesalio dedicó su libro a Carlos V y en el prólogo empleó ideas típicamente humanistas relativas a la decadencia y la renovación que pasaba por reconocer el carácter erróneo de parte de la tradición de Galeno, que ya no era autoridad, por basase meramente en la disección de animales.
Para Vesalio, el cuerpo, la naturaleza misma era un texto mejor que los libros de Galeno en el cual se podría leer la verdad del mundo. Al igual que propondrá Galileo, el hombre debe levantar la mirada de los libros, sean estos sagrados o aceptados como autoridad, porque en ellos no está la respuesta a los problemas que nos atañen. En los libros antiguos no está la solución a la peste, al hambre o al frío, sino en la investigación activa y valiente de las causas que animan la naturaleza material.
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Con sus rompedoras y típicamente renacentistas ideas, Vesalio dio lugar a una profunda reforma en el estudio y enseñanza de la medicina: el profesor tenía que descender de su cathedray practicar por sí mismo las disecciones y los estudiantes de medicina tenían que aprender también a partir de la práctica. Además no bastaba con una sola disección sino que debían realizarse en muchos cuerpos para asegurarse.
El frontispicio de su obra representa al autor como disector y expositor ante un gran número de espectadores que incluye a los sabios de la antigüedad que le miran y le admiran cómo trabaja en un teatro anatómico. El libro incluye 83 láminas con 420 ilustraciones y es considerado como uno de los libros científicos más bellos de la historia. Sus grabados son de van Kalkar, un discípulo de Tiziano.
“ (…) iniciaré mi discurso sobre la ciencia que es, sin duda, preeminente para la salud humana, la medicina. Aunque sea claramente la más beneficiosa, necesaria, ardua y laboriosa de todas las que el ingenio humano ha descubierto, no podría acontecerle nada más perjudicial que, en algún momento —y sobre todo después de la invasión de los godos y del reinado de Al-Mansur en Persia bajo el cual florecían los árabes, que aún convivían con nosotros y con los griegos— la medicina comenzara a desmembrarse, hasta el punto de que su principal instrumento,la aplicación de la manopara curar, fue tan despreciado que prácticamente se vio encomendado a los plebeyos y personas nada instruidas. (…)
Pero especialmente tras la devastación de los godos, cuando todas las ciencias que antes florecían felizmente y se practicaban como era debido abocaron a la ruina, los médicos más destacados, primero en Italia a imitación de los antiguos romanos, desdeñaron la actuación manual y comenzaron a delegar en los criados lo que se realiza con la mano sobre los pacientes y a estar presentes ante ellos sólo al modo de los arquitectos.(…)
Después, como poco a poco los demás fueran despreciando también la verdadera medicina por los cometidos desagradables de su ejercicio, pero sin renunciar entretanto al provecho económico ni a los honores, se mostraron claramente indignos de los médicos antiguos, al encomendar el modo de cocinar y, aún más, la completa elaboración de la dieta a los cuidadores de los enfermos; la fabricación de los medicamentos a los boticarios; y la actuación manual a los barberos.
(…) Así, los que confiaron obstinadamente en no sé qué calidad de los escritosdel principal de éstos [Galeno] y debido a la desidia de los demás para la disección, redujeron de forma ignominiosa los escritos de Galeno a resúmenes tan empobrecedores, no separándose de él ni el grosor de una uña, que no se podría llegar a comprender su significado a partir de ellos. Por cierto, en la introducción de sus propios libros añaden textos totalmente conformados a partir de las enseñanzas de Galeno; y así todo lo suyo sería de Galeno, y por tanto subordinado a él; de forma que, si alguien lo considerara refutable, juzgaría que al mismo tiempo sería menospreciar por ello a Galeno.
Y tanto se confiaba en él, que nunca se podría imaginar que algún médico hubiera descubierto jamás el más ligero erroren los volúmenes anatómicos de Galeno, y mucho menos todavía que pudieran encontrarse; aun cuando nos conste desde el renacido arte de la disección y desde la lectura diligente de sus libros, así como en muchos lugares de los mismos aceptablemente corregidos, que Galeno nunca diseccionó específicamente el propio cuerpo humano. De hecho, inducido a error por sus monos -aunque se le encontraran dos cadáveres humanos secos- frecuentemente refutó sin razón a los médicos antiguos entrenados en disecciones humanas. (...) Es más, observarás acerca de Galeno muchas cosas que comprendió de forma equivocada trabajando sobre los monos, de modo que, siendo sorprendente en especial, silenciaré el hecho de que Galeno no reconociera entre las complejas e infinitas desigualdades que existen entre los órganos del cuerpo humano y del mono, sino tan sólo las diferencias en los dedos y en la flexión de la rodilla.” Andrea Vesalio, De humani corporis fabrica
Vemos en Vesalio una actitud completamente opuesta a la adoración por los antiguos. Estos no tienen todo el conocimiento. Los moderni deben mirar al futuro y alcanzar el conociiento por sí mismo. No obstante, no estamos en planetas diferentes, sino que hemos de entender que todo ello se daba al mismo tiempo en la misma sociedad. Quizá la época renacentista es más parecida a la nuestra de lo que pensábamos. Conviviendo en ellas todo tipo de sentires incompatibles defendidos por sus practicantes con enorme entusiasmo.
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