Exposición detallada de los fundamentos centrales que definen la teoría nietzscheana del superhombre basada en una interpretación de su obra de madurez
Una vez recorrido todo el pensamiento de Nietzsche desde la crisis de la metafísica a la muerte de Dios, de la muerte de Dios al nihilismo, del nihilismo a su superación por medio del eterno retorno nos queda la última y quizá más conocida propuesta de Nietzsche que es la cristalización de toda la labor de transvaloración, de superación de los valores antiguos e inválidos, en un nuevo ser humano, calificado por Nietzsche como el superhombre.
Este último encuentro con el pensamiento de Nietzsche nos va a llevar por algunos de sus más bellos textos de su producción intelectual.
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SÓLO DOS CAMINOS: ESPECTADORES O ACTORES
Una vez llegados al reconocimiento del nihilismo y a la comprensión del eterno retorno, Nietzsche señala la aparición de una bifurcación que exige una decisión. Comprendido todo el proceso que hemos ido exponiendo a lo largo de estos días, sólo caben dos caminos. El primero, asimilar todo lo dicho como una curiosidad, como una enseñanza histórica más, como el caprichoso pensamiento de un autor, es decir, rechazar todo lo enseñado por Nietzsche y seguir nadando en el nihilismo de los valores caducos o, el segundo, tomar todo lo aprendido, y abandonando la mala conciencia actuar. Aquí vamos a hallar la primera clave para la comprensión del superhombre.
El hombre que ha entendido a Nietzsche, y que él llama “el último hombre” es el que sabe lo que hay pero cínica y cobardemente, mira hacia otro lado. El superhombre, en cambio, es el que inicia la labor titánica que vamos a analizar hoy. Una tarea dura, dolorosa, pero extremadamente fecunda.
“¿Buscamos paz, felicidad y sosiego? No. Sólo la verdad, aunque pudiera ofrecérsenos al fin como terrible y repulsiva... Aquí se separan los caminos de los hombres; si aspiras a la paz del alma y a la felicidad, limítate a creer; si quieres ser discípulo de la verdad, investiga.”
Por tanto, lo que hay que dejar atrás, según Nietzsche es la visión de la vida como la elección entre dos alternativas clásicas: creer ascéticamente comportándose como razón pura o hacerse el “liberado” dándose a los placeres simples animales.
“(hay que superar la idea de que) sólo hay dos caminos: o se esfuerza uno y se acostumbra a vivir... lo más a ras de tierra posible, y una vez situado así busca riquezas y cultiva los placeres del mundo. O, se hace consciente de lo miserable que es la vida; toma uno nota de que cuanto más queramos gozar de ella, más esclavos suyos somos, renuncia, en consecuencia a los bienes de este mundo y se ejercita en la austeridad.”
La propuesta Nietzscheana está lejísimos de esta simplificación infantil y es muchísimo más compleja. Algunos, en una lectura superficial interpretan que Nietzsche manda convertirse en Dionisos, y nada más lejos de la realidad.
Lo que hay que intentar es volver al equilibrio de Dionisos y Apolo, es decir, reunir la parte racional con la pasional. "La filosofía es una mezcla o agregado heterogéneo de instintos científicos y estéticos totalmente inconexos, posteriormente reunidos en una determinación común, que crea una especie de monarquía aparente"La consecuencia de la decadencia procedente del nihilismo es o bien el ascetismo absoluto y la renuncia a los deseos y a todo placer físico (budismo-hinduismo) o bien el desenfreno sin fin. Ambos, no obstante simbolizan existencias nihilistas y decadentes. Salir de la moral cristiana y liberarse de ella no es saltar en la depravación porque esa depravación es vacía, hueca y la prueba de ello está en que no felicidad para el hombre que practica este tipo de vida. No hay nada más triste de contemplar que la mirada cansada y perdida de quien comprende de pronto que “lo bailao” no le sirve y no le ha servido para ser feliz, sino todo lo contrario. Hay que equilibrar razón y pasión.
Por tanto, una vez comprendida la crítica y la exigencia de este delicado pero imprescindible equilibrio, hay que tener el coraje de no sólo entender, cosa más o menos sencilla, sino de hacer, es decir, de activar todo lo aprendido en la acción, siendo esto lo más difícil de todo.
Recordad que en la primera clase sobre Nietzsche hablábamos de los hechosy de la importancia capital que nuestro autor daba a los hechos. En el obrar, en el hacer, en el quehacercotidiano, en el tipo de colores que elegimos para tejer el de tapiz de nuestra vida, en ello se juega ésta. La grandeza no está ni en las ideas ni en los hechos puntuales más o menos bellos.
La grandeza de una vida está en si podemos responder a la pregunta del eterno retorno diciendo: sí, quiero vivir una y mil millones de veces más todos y cada uno de los instantes de mi vida. Así, la propuesta ética, -basada como vimos en una reinterpretación del tiempo- propuesta por Nietzsche consiste en que, ante de realizar cada acto, hemos de preguntarnos ¿querría que esto se repitiera mil millones de veces más? Vivir como si todo fuera a regresar. No experimentar la mayor parte de nuestras vivencias como “ya pasará” como momentos felizmente dejados atrás en busca de lo mejor por llegar o de nada por llegar. Porque lo terrible es que hay personas que consideran que ya nada bueno se les proyecta por delante, lo cual les convierte en seres terribles.
EL VALOR
Bien, pues para trasladar lo aprendido teóricamente del papel a la acción hace falta un rasgo propio del superhombre que es el valor.
La idea del coraje, del valor, de esa especie de impulso en el que no medimos del todo racionalmente las consecuencias del peligro o si las medimos no las tenemos en cuenta, sino que saltamos, es capital para la filosofía de Nietzsche. Frente al hombre prudente de Aristóteles, Nietzsche quiere al valiente que no mide bien, o que, sabe que va a morir pero ese miedo no le atenaza.
“El error no es ceguera, el error es cobardía. Toda conquista, todo paso adelante en el conocimiento es consecuencia del coraje, de la dureza consigo mismo, de la limpieza consigo mismo. (…) Nitimur in vetitum[nos lanzamos hacia lo prohibido]: bajo este signo vencerá un día mi filosofía, pues hasta ahora lo único que se ha prohibido siempre, por principio, ha sido la verdad.”
SUPERACIÓN
Por tanto, el primer paso es el conocimiento de la historia de occidente y su decadencia, el segundo el de tener el valor de reconocer que nuestra situación individual contemporánea es un estado decadente nihilista ante el cual hay que actuar, y, por tanto, necesariamente abandonar. La situación actual es insostenible, y nos va la vida no sólo en reconocer que lo es sino en vivir y en actuar en consecuencia movidos por el deseo de superación. El propio término superación, en su prefijo, muestra su parentesco con el súper-hombre.Súpersignifica literalmente ir por encima de, elevarse. Abandonar un estado, cambiar de lugar pero para ir hacia arriba, no hacia abajo.
“El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre, una cuerda sobre un abismo. Un peligroso ir más allá, un peligro en camino, un peligroso mirar atrás, un peligroso escalofrío y un peligroso quedarse quieto. Lo que es grande en el hombre es que es un puentey no una meta: lo que puede ser amado en el hombre es que él es un tránsito y un ocaso. Yo amo a quienes no saben vivir de otro modo que hundiéndose en su ocaso, pues ellos son los que pasan al otro lado.".”Así hablaba Zaratustra, Prólogo, 4
Nietzsche piensa en una evolución del último hombre en el superhombre pero, evidentemente, no en sentido darviniano sino gravitando sobre una concepción de la vida como creatividad.
“Hasta hoy, todos los seres crearon algo más allá de sí mismos: ¿Y vosotros, querréis ser el reflujo de esa gran marea y preferís volver al animal que superar al hombre? ¿Qué es el mono para el hombre? Una risa o una penosa vergüenza. Y precisamente eso ha de ser el hombre para el superhombre: una risa o una penosa vergüenza.” Así hablaba Zaratustra, Prólogo, 3
El verdadero progreso en sentido de la auto-superación sólo se cumple, además, individualmente. De ahí que a lo largo de toda su obra Nietzsche insiste en la creación de fuertes personalidades individuales. No hay en él ni un ápice de humillación ni de aceptación, la obligación del ser humano es crearse su propia imagen por sí mismo sin ceder ante los demás y ante las propuestas sociales. Ante un ser humano así, dice Nietzsche, todos acaban retrocediendo.
“Que vuestra virtud sea vuestra mismidady no algo extraño, una piel, un manto: ¡Esta es la verdad del fondo de vuestra alma, virtuosos! Pues sin duda hay algunos para quienes la virtud significa convulsiones bajo el látigo:¡Y para mi habéis oído demasiado sus gritos” Así hablaba Zaratustra, De los virtuosos
En el superhombre vuelve a proyectarse el valor de la grandeza y el sentimiento de distancia que hace nacer en el interior del alma una distancia aún mayor que la puramente social. En este sentido la diferencia radical no está en la clase social, en la riqueza o en el puesto, eso da exactamente igual, todos sabemos que personas que tienen todos esos bienes son infinitamente desgraciadas, la diferencia está entre ser un señor y ser un esclavo desde el punto de vista creativo. Entre el que se da a sí mismo sus propios valores y orienta su vida como señor de sí mismo y el que mendiga y se deja dominar por las opiniones y los valores ajenos.
El superhombre es, por tanto, la otra cara de la crítica radical que Nietzsche dirige a la cultura occidental y la contra imagen del hombre decadente y nihilista. Porque ¿qué es lo que distingue, en último término, al moderno europeo nihilista como individuo enfermo y decadente del superhombre como hipótesis de una existencia que ha superado ya esta enfermedad. Nietzsche no da muchas explicaciones pero identifica la imagen del superhombre con la idea de la gran salud del cuerpo y la risa.
¿EN QUÉ CONSISTE LA LABOR DEL SUPERHOMBE? LA CREACIÓN DE VALORES
Llega la hora de preguntarse, por tanto, en qué consiste la labor del superhombre porque ya hemos visto que el puente hacia el superhombre no es simplemente comprender a Nietzsche. La tarea del ubermensh no es ya una labor destructiva, que elimine los mitos, sino una labor creativa. La más difícil de todas. No se trata de conocer, de contemplar la obra de otro, de ser esos espectadores pasivos de las exposiciones de arte, sino de ser artistas. Sino que la vida ha de ser comprendida como obra de arte…
Nuestra cultura nos ha educado otorgándole un enorme valora ser espectador de las cosas. Hay un inmenso prestigio social en “ir a ver”, en ir a escuchar música, en ir a ver exposiciones, en contemplar de forma pasiva la obra creativa de los otros. Para Nietzsche esto no sólo es decadente sino repugnante y digno de una moral de eslavos. El ser humano debe convertirse en un protagonista activo en todos los aspectos, así que hemos de arrancarnos esas ideas de superioridad que vinculamos al mero mirar y entender que la felicidad de la vida sólo emana de aquellas cosas en las que nosotros somos creadores.
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